El mejoramiento barrial
y urbano, abordado desde distintos ámbitos y campos de la vida en la ciudad,
han de buscar soluciones y alternativas para construir una mejor ciudad para
todos a partir del intercambio de experiencias y saberes que aporten a la visibilización,
reflexión y acción como instrumento de intervención pública.
Como resultado de este Seminario, se propuso elaborar el
presente documento a modo de síntesis de las proposiciones y apuestas actuales más
importantes frente al tema y desde la perspectiva del derecho a una ciudad para
todos. Con estas reflexiones, damos forma a una declaración como medio para
mantener presente el carácter diverso de nuestros territorios, cuyo potencial,
a pesar de su diversidad, no es aprovechado de la manera más adecuada.
Consideramos que:
La ciudad es el principal territorio habitado, construido a
la par de profundas contradicciones, intereses y necesidades que terminan reflejándose
en la configuración de múltiples territorios y sentidos de apropiación.
Comprender la ciudad contemporánea exige hoy abrir la mirada más allá de los
modelos de análisis tradicionales para entender quiénes gobiernan y quiénes habitan.
Es preciso caminar las calles y compartir con las gentes, poner en común
experiencias, construir colectivamente saberes, y reconocer que no sólo las
instituciones, sino todos, ciudadanas, ciudadanos, organizaciones y grupos más
o menos mayoritarios, construimos la ciudad.
La llamada ciudad
informal, construida por quienes llevan años trabajando para alcanzar garantías
y derechos supuestamente inherentes a su condición de ciudadanos, ha sido
postergada durante muchos años en las políticas urbanas y lo sigue siendo, si
bien, hoy, desde distintas perspectivas de desarrollo, se hacen propuestas para
densificarla, integrarla, renovarla, recomponerla, revitalizarla, etc. En
particular, los gobiernos han impulsado en los últimos años Programas de mejoramiento barrial y urbano
como estrategia para mitigar las condiciones de pobreza en los barrios de
origen informal e integrarlos a la ciudad formal. Se han explorado diferentes
enfoques cuyo punto de partida se ha orientado a la provisión de
infraestructura y servicios para ofrecer condiciones de salubridad mínimas y a regularizar
la tenencia del suelo, junto a la atención de carencias sociales urgentes, sin
que ello sea una constante.
En los últimos 20 años, en América Latina, el mejoramiento
barrial y urbano ha adquirido distintas denominaciones, sin embargo, la
condición hoy emergente es la integralidad. El mejoramiento es una estrategia que
va más allá de la intervención física y que requiere consideraciones y acciones
sociales, políticas, culturales, generacionales, económicas y ambientales. Por
ello requiere también la participación de distintos agentes y actores que aporten
diversos conocimientos y aproximaciones. Y que involucren nuevas concepciones
como la sostenibilidad, la gestión del riesgo, el enfoque de derechos, los
nuevos urbanismos, el cambio climático, la inclusión social, política y
económica, entre otros
Tomando en cuenta estas consideraciones, las aportaciones y
los debates que han formado parte del trabajo adelantado en el II Seminario
Internacional Procesos Urbanos Informales: Mejoramiento Barrial como Respuesta a una
Ciudad para Todos, declaramos que:
1. Comprendiendo las condiciones históricas y los retos
actuales que enfrentan las ciudades, una estrategia que se ocupe de la ciudad de origen informal debe ir más
allá de lo que hasta ahora ha sido la intervención oficial para integrar y
formalizar los barrios deficitarios. Las actuales políticas públicas de mejoramiento urbano han supuesto un
avance sobre sus antecesoras, basadas en la negación o la ocultación de la
informalidad. Sin embargo, y pese a todos los esfuerzos gubernamentales por
atajar los déficits cualitativos y cuantitativos acumulados en materia de
vivienda y hábitat, la urbanización informal sigue creciendo e incluso barrios
producidos en el sector formal van adquiriendo rasgos típicamente asociados a
la informalidad urbana. Enfrentar de manera efectiva los problemas de las
ciudades latinoamericanas contemporáneas requiere nuevo conocimiento que
fundamente nuevas formas de acción.
2. Reconociendo el valor del conocimiento generado en las
décadas de 1960-1980 en torno a la urbanización informal, es preciso reconocer
que el fenómeno ha evolucionado y que exige un nuevo esfuerzo de investigación.
También es necesario identificar y valorar los diferentes significados,
contenidos efectivos y alcances de las experiencias acumuladas en las últimas
décadas y que vienen siendo calificadas como mejoramiento urbano. Comprender las causas de las profundas
desigualdades urbanas y entender su relación con los fenómenos vinculados a la
informalidad requiere aproximaciones interdisciplinares, interacción con las
comunidades que articule el conocimiento científico y el conocimiento popular. La
efectividad de los resultados debe ir de la mano con el compromiso de las
autoridades gubernamentales para el logro de los resultados.
3. Los problemas presentes y acumulados deben enfrentarse
con nuevas metodologías de análisis y proyecto que integren miradas diferentes de
las que históricamente se han alimentado las políticas de desarrollo. El mejoramiento urbano debe ser
reconceptualizado y continuar en la agenda pública sirviendo a la construcción
de un modelo de ciudad más justa social y espacialmente. Hasta ahora, las
medidas adoptadas han generado beneficios que a menudo han resultado inasequibles
para los habitantes, de modo que, en lugar de constituir una solución, han
provocado la expulsión de habitantes y han multiplicado sus problemas. Mejorar
el territorio, el hábitat y la vivienda no puede significar su adecuación para
nuevos habitantes, sino apoyar a los habitantes de más bajos ingresos para
construir incluyendo a sus habitantes actuales, en condiciones de igualdad,
espacios para su vida y para el ejercicio pleno de sus derechos.
4. Las acciones que se emprendan en el marco de esta nueva
concepción del mejoramiento barrial como realización de los derechos de todos
los ciudadanos no pueden ser sólo sintomatológicas. Son especialmente
preocupantes las recientes orientaciones de la acción pública hacia la rentabilización
económica o fiscal de los pobres y a la conversión del urbanismo en una máquina
de generación de rentas del suelo. Los procesos de mejoramiento no pueden ser
pensados como asistencialistas ni como coyunturales; no deben guiarse por intereses
inmobiliarios; no deben constituir acciones finalistas, sino procesuales. La
prioridad política no debe ser la intervención aislada sobre barrios sino la estructuración
de una perspectiva de acción global de reequilibrio y desarrollo social y
urbano. En ello, debe ser fundamental el papel del planeamiento territorial, multiescalar
e integrador de políticas. Deben construirse modelos de acción multidimensional
e interadministrativa en escenarios de cooperación público-comunitaria.
Difícilmente podemos pensar en abordar estos retos si no contamos con la
confluencia y los esfuerzos de las diferentes esferas de la sociedad, también
del mundo académico, y con las competencias de los distintos agentes y actores
presentes en el territorio. Enfrentar los problemas asociados a la informalidad
y por tanto los de la pobreza y la exclusión, exige reconocer el valor de las
capacidades de la población y de los recursos y esfuerzos populares invertidos
en la mejora de su propio hábitat. La participación activa y organizada de la
comunidad es un requisito indispensable, sin embargo, es imprescindible superar
su instrumentalización y manipulación. La comunidad es un sujeto político y le
corresponde decidir sobre su vida y territorio. Las funciones y acciones
institucionales en sus distintas áreas de trabajo deben articularse e
integrarse, contar con recursos suficientes y con garantías de permanencia en el
tiempo como mecanismo que permita la consolidación de los procesos de mejoramiento barrial y urbano en las
ciudades de América Latina.
5. Las Universidades tienen un papel insustituible en la
formación de investigadores y profesionales responsables y competentes en mejoramiento barrial y urbano, en la
construcción de conocimiento específico e integral, en la extensión y
democratización de la información y los debates sobre la materia. A concentrar
dentro de sus recursos la visión de todas las disciplinas que intervienen en la
generación de conocimiento en el hábitat y representa el compromiso de
interactuar en la búsqueda de nuevas posibilidades para los más necesitados. Debemos
reconocer el acumulado de luchas y procesos populares de mejoramiento barrial
como una referencia y un punto de partida para la estructuración de nuevos
procesos y estrategias que conduzcan al desarrollo de una ciudad más justa,
equitativa e inclusiva.
En Bogotá, D.C.,
Colombia
Ciudad Universitaria
Universidad Nacional de
Colombia
7 de septiembre de 2012